Perdida voy perdiendo mi ilusión y mi contento.
Jamás me vi tan abatida ante semejante despedida.
Por pocos días tendré presente en mi vida la alegría.
Espero, con la vaga esperanza del que nada espera.
Quisiera yo saber esas preocupaciones que te tienen en vela.
Supe siempre que no estaba entre ellas, ya no me molesta.
No logro poner precio a tu apatía, desproporcionada medida.
En mi recuerdo no hallo historias de semejante revuelo.
Ya el término se apropia en última instancia de tu gloria.
Sin batalla no hay victoria.
TENGO UNA GUERRA EN MI MEMORIA.